
Contactos del cuarto tipo… comentario sólo apto post película
Desde Chile a Alaska existen suficientes kilómetros de distancia como para que la duda razonable se convierta en una pequeña preocupación que estimule el crecimiento de una curiosidad obsesiva.
“Contactos del cuarto tipo” o “The fourth kind” es un filme que combina el thriller y la ciencia ficción con la forma de una adaptación cinematográfica de una historia real documentada.
En principio, el montaje de las imágenes confunde al espectador, el formato visual de las escenas emula la simultaneidad de hechos que se presencia en los capítulos de la serie 24. Pero luego, a medida que avanza la presentación de la trama, el espectador descubre que no se trata de una simultaneidad de acontecimientos, sino que de una contraposición de imágenes del mismo hecho. Por un lado, está la Dra. Abby Tyler, quien es la supuesta protagonista original de la historia en la vida real. Por el otro, Milla Jovovich, interpretando a la Dra. Abby Tyler en la recreación cinematográfica de la historia. Tal contraposición, primero, induce al espectador a cuestionarse si está frente a dos ficciones (algo innecesario en cine) o frente a la realidad versus la ficción (hecho que lo obliga a creer en aquello que se le presenta)
Hasta aquí es una propuesta interesante. La historia y la forma en que se presenta atrapan fácilmente a quienes creen en seres extraterrestres y le dan cabida a hechos paranormales. La duda que secretamente muchos guardan se alimenta de este tipo de ficciones y dirige la atención de la audiencia a la pantalla de principio a fin. El problema o crítica que se genera en torno de este filme en particular, que definitivamente tiene relación con el intento de engaño publicitario que realizó “Paranormal activity” en menor grado, es que juega con la fe del espectador y le vende por realidad una ficción camuflada con verosimilitudes para engañar descaradamente al público.
No sólo emplean la contraposición de imágenes para hacer pensar que la cinta guarda algo de verdad en ella, sino que al final del filme quiebran el suspenso de lo incierto de la ficción y la plantean abiertamente como realidad. Los productores se mofan abiertamente de la fe de quienes quieren creer. Publican los datos del actual paradero de la Dra. Y de su familia como si fueran personas reales. Pues no, no lo son.
Toda la trama es un vil ardid publicitario que juega con la credibilidad y abusa de los crédulos espectadores. La persona que aparenta ser la original Dra. Tyler es una actriz con ficha en IMDB (la Biblia) y el caso jamás existió, no existe registro alguno en Nome, Alaska, de tales incidentes. Todo lo que afirmo es corroborable vía Internet. Lo único que puedo decir a favor de los nuevos mentirosos de Hollywood, y los cito a ellos mismos, creer es decisión nuestra.
¿Qué tan crédulos somos? Díganmelo quienes aún teman por las noches ver un búho blanco y quieran viajar a Alaska para mirar el cielo.
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